En general, todo el mundo tiene bastante claro cuáles son los principales factores que influyen en el precio de compra de un vehículo de segunda mano o vehículo de ocasión (VO): el modelo, la marca, la antigüedad, el kilometraje y el propio estado del vehículo. Sin embargo, hay otro factor que no tenemos en cuenta y que también tiene una influencia directa en la devaluación del precio del coche: el color.
Un análisis llevado a cabo por la empresa iSeeCars entre más de 2,1 millones de vehículos de segunda mano mostró que, mientras la devaluación media de los coches se sitúa en el 33,1% en los tres primeros años del vehículo, si hablamos de un automóvil amarillo, esa depreciación se queda en el 27%. Por el contrario, si el color elegido fue el dorado, la depreciación aumenta al 37,1%.
Según este estudio, junto al amarillo encontramos el color naranja, el verde, el blanco y el rojo como colores que ayudan a que la pérdida de valor del vehículo sea menor, mientras que azules, marrones, grises, negros, plateados, beiges y morados se sitúan por encima de la media, junto al mencionado dorado, como podemos ver en la tabla.
¿A qué se debe esta diferencia en los porcentajes? En el caso del amarillo parece que el motivo reside en que los vehículos de este color son menos comunes, lo que impulsa la demanda y ayuda a mantener su valor, según fuentes de iSeeCars. Y ocurre así sea cual sea el tipo de vehículo amarillo que vayamos a comprar, deportivo, SUV o, incluso, furgonetas. En estos dos últimos casos, cuyas medias de depreciación se sitúan en el 30,9% y el 20,9%, respectivamente, si hablamos de modelos amarillos se reduce al 25,8% y al 10,8%. Lo mismo ocurre con los vehículos naranjas y verdes que, junto a los amarillos, apenas representan el 1,2% de todos los vehículos de ocasión de menos de 3 años que hay en el mercado.
Sin embargo, el hecho de que sean colores menos frecuentes no parece ser la única razón de esta diferencia de depreciación, ya que los tres peores colores (beige, morado y dorado) solo representan el 0,7% de los vehículos y, sin embargo, se deprecian un 10% más que el promedio, probablemente debido a que los compradores prefieren colores más comunes antes que otros más llamativos.
Por este motivo, los blancos, negros y grises sufren una depreciación muy similar a la media. Al haber más oferta en el mercado, se reduce el poder de los vendedores para fijar precios más elevados.
¿Influye de algún modo a la hora de elegir el color de un vehículo nuevo?
¿Y a la hora de adquirir un vehículo nuevo? ¿Nos paramos a pensar en cómo el color va a devaluar el precio de nuestro coche? A la vista de los datos, la respuesta parece ser no. Según el informe “Global Automotive 2017 Color Popularity Report”, de Axalta Coating Systems, por séptimo año consecutivo el blanco se sitúa como el color más elegido por los compradores de vehículos, con un 39%, seguido del negro, con un 16%.
Los tonos blancos nacarados han aumentado un 4% las ventas con respecto al año anterior. Países como Japón o China son los que más apuestan por este tono, que lo relacionan con el lujo. Tanto es así que en China el 62% de los vehículos vendidos son blancos.
Parece que en Europa somos más de negro, donde representa el 21%. Un color, por cierto, que en la India parece que no quieren ver «ni en pintura», ya que apenas representa el 3% de las ventas. Los colores grises y plateados, empatan en el tercer lugar de este ranking, con un 11% cada uno, aunque el primero parece que gana adeptos entre europeos, africanos y norteamericanos.
Está claro que, en general, somos más proclives a decantarnos por tonos neutros y apartamos un poco la mirada de los colores más llamativos. El azul representa el 2% de las ventas en Norteamérica y tan solo el 1% en Europa, África y Asia. El color rojo llega al 4% en Sudamérica. Los amarillos y dorados se mantienen en el top 5 en China, mientras que los verdes pierden popularidad a nivel mundial.